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Superando las barreras a la escucha activa
HRDQ StaffLa comunicación no se trata solo de hablar. También se trata de escuchar. La transferencia de información no puede ocurrir a menos que el receptor tenga la capacidad de escuchar para comprenderla y procesarla. La escucha activa, en particular, requiere mucha práctica y entrenamiento para perfeccionarse debido a algunos de los desafíos que presenta. ¡Aprende más sobre cómo superar las barreras de la escucha activa para mejorar tu comunicación!
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¿Qué es la escucha activa?
Escuchamos música todos los días. Desde la televisión y los podcasts hasta las conversaciones con compañeros, jefes y más, uno pensaría que dominamos esta habilidad, ¿verdad?
¡Equivocado!
Las investigaciones sugieren que solo recordamos entre el 25 % y el 50 % de lo que oímos. Por lo tanto, si mantienes una conversación de 20 minutos con tu vecino, este solo recordará los primeros 10 minutos de lo que dijiste.
La escucha activa cambia significativamente la cantidad de información que recordamos de lo que oímos. Esto se debe a que requiere que nos concentremos no solo en las palabras que se dicen, sino también en el mensaje que se transmite. Debemos esforzarnos conscientemente por centrarnos únicamente en quien habla. Sin embargo, como es de suponer, existen muchas barreras que dificultan prestar plena atención a alguien.
Barreras para la escucha activa
A continuación, se presentan algunas de las barreras para la escucha activa. Estas dificultan que el oyente preste atención y capte el mensaje completo del orador:
Ruido interno
La primera barrera para la escucha activa empieza por uno mismo. El ruido interno se define como distracciones del cerebro, como los pensamientos, que impiden que el oyente se concentre en el mensaje que transmite el hablante.
Por ejemplo, mientras el orador habla, podrías empezar a formular un contraargumento mental para poder responder a un punto que plantea. Quizás tu mente se distraiga con la importante presentación que tendrás más tarde, o simplemente empieces a aburrirte y a perder la concentración.
Para superar el ruido interno, conviene ser consciente de que es un problema que probablemente enfrentarás al practicar la escucha activa. Cuando tu mente empiece a divagar, reconoce tu pérdida de atención y vuelve a centrarte conscientemente en quien te habla. Con la práctica, podrás gestionar y disminuir el ruido interno con destreza.
Ruido externo
El ruido externo se refiere a cualquier cosa fuera del cuerpo que cause distracción. Esto puede incluir personas hablando cerca, tráfico ruidoso afuera de una ventana, música de fondo, etc.
Hay varias maneras de contrarrestar el ruido externo. Si al oyente le cuesta oír al hablante, la primera opción es eliminar la fuente del ruido. Para ello, puede solicitar que la conversación se lleve a un lugar más tranquilo, cerrar la ventana ruidosa o eliminar la fuente de otra manera. Si esto no es posible, puede pedirle que hable más alto. Finalmente, mediante la práctica de la escucha activa, puede aprender a bloquear el ruido externo para concentrarse solo en el hablante.
Sobrecarga de información
Cuando se presenta una gran cantidad de información, es fácil sentirse abrumado y perder de vista el mensaje general. Esto se conoce como sobrecarga de información. Cuando se da demasiada información a la vez, es casi imposible de digerir.
¿Cómo solucionar este problema? Considere las siguientes tácticas:
- Pídele al orador que hable más despacio . Así tendrás más tiempo para procesar lo que dice.
- No tengas miedo de hacer preguntas . Si crees que te perdiste algo, pídele amablemente al orador que repita lo que dijo.
- Anota la información importante a medida que avanza la conversación, anotando los puntos clave para revisarlos más tarde.
Excesivo acuerdo
A menudo, la gente simplemente acuerda con el interlocutor para dar por terminada la conversación. Piensa en asentir repetidamente, decir "ajá" de vez en cuando y simplemente retirarse para pasar a la siguiente tarea del día. Cuando esto ocurre, probablemente no estés escuchando nada en absoluto.
Para superar esto, piensa por qué participaste en la conversación. Hay una razón específica por la que estás escuchando al orador y dedicándole tu tiempo. No lo interrumpas. Sigue la conversación de principio a fin y obtendrás más valor de cada charla.
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